Elaborado por: Cecilia Cejas, Directora de Potencia Research.
En el campo de la investigación social, la encuesta sigue siendo una herramienta clave para conocer opiniones, percepciones y comportamientos. Pero ¿Cuál es la mejor forma de aplicarlas hoy? ¿Qué ventajas ofrecen las nuevas tecnologías y qué desafíos traen consigo? Desde Potencia Research, analizamos las principales modalidades de recolección de encuestas y compartimos reflexiones basadas en nuestra experiencia de campo.
Encuestas presenciales: calidad y profundidad, pero con altos costos
Durante décadas, las encuestas cara a cara en domicilios fueron el estándar de oro de la investigación social y de opinión pública. Esta modalidad, basada en muestras probabilísticas apoyadas en cartografía oficial, sigue siendo muy valorada por su precisión, la posibilidad de aplicar cuestionarios largos y la calidad de los datos obtenidos por encuestadores/as capacitados.
Sin embargo, en contextos donde los costos logísticos son altos, el acceso a ciertos territorios es difícil o las bases censales están desactualizadas, esta modalidad enfrenta importantes obstáculos. También requiere entrenamientos específicos para evitar sesgos de aplicación y para trabajar en contextos de alta desigualdad territorial.
Encuestas telefónicas con encuestadores: agilidad con limitaciones
Las encuestas telefónicas se convirtieron en una alternativa útil en contextos de emergencia o donde el acceso físico es inviable. Su gran ventaja es que mantiene la interacción con un encuestador sin necesidad de presencialidad. Pero enfrenta limitaciones importantes: la dificultad de contar con bases actualizadas de números telefónicos, la caída en el uso de líneas fijas y las altas tasas de no respuesta.
Si bien permiten entrevistas más rápidas, tienen dificultades para trabajar con cuestionarios extensos y requieren muchos más contactos para alcanzar las metas de muestra, lo que impacta en tiempos y costos.
Encuestas en paneles online: rapidez y segmentación
Con el crecimiento del acceso a internet y el uso masivo de dispositivos móviles, las encuestas online a través de paneles se volvieron cada vez más comunes. Estas se realizan con personas previamente registradas para participar en estudios de mercado o sociales, incentivadas a través de sistemas de recompensas.
Sus principales ventajas son la velocidad de recolección, la segmentación por perfiles de interés y la reducción de costos. Sin embargo, presentan desafíos vinculados al sesgo de participación: quienes forman parte de estos paneles no siempre representan con fidelidad a la población objetivo, y sus respuestas pueden estar influenciadas por su familiaridad con este tipo de estudios.
Cabe destacar que la construcción de paneles de individuos, hogares o instituciones sí son muy útiles cuando queremos monitorear o tener una conversación continua con un grupo específico de interés, cuando queremos monitorear la experiencia de clientes o estudiantes (como cuando hacemos estudios de cohorte) o buscamos indagar en una comunidad específica y no buscamos extrapolar resultados a una población mayor.
Encuestas por redes sociales: el nuevo escenario
En los últimos años, las redes sociales se consolidaron como una nueva vía para realizar encuestas porque, más que el teléfono fijo, llegan a la gran mayoría de la plablación. Estas plataformas permiten llegar a públicos diversos —incluso en zonas rurales— con campañas dirigidas, mecanismo que puede ser utilizado por el research para difundir invitaciones a responder encuestas o realizar reclutamientos masivos de grupos específicos de interés.
Aunque aún poco utilizadas en ámbitos académicos, su alcance es notable. En Argentina, una prueba piloto realizada en 2023 en la que participamos como consultoras logró recolectar más de 7.800 casos en todo el país, con resultados alineados a los obtenidos en encuestas cara a cara anteriores. Esta modalidad permite representar a un conjunto más amplio de la población de estudio y ajustar las muestras a través de cuotas por edad, sexo y provincia, garantizando así representatividad en distintos niveles territoriales con menor tiempo y costo.
La principal desventaja en este caso es que los investigadores no tenemos forma de tener control absoluto sobre los mecanismos de diseminación de las invitaciones, aunque con un buen diseño muestral y monitoreo de campo se puede minimizar el riesgo. Otro desafío de este tipo de encuestas es el de adaptar los cuestionarios a formatos breves, amigables y autoadministrables.
Más allá de la técnica: el valor del diseño muestral, el control de calidad y una gestión experta
Independientemente del canal elegido, el éxito de una encuesta depende de una serie de factores clave:
- Un diseño muestral riguroso, con cuotas bien definidas, parámetros claros y ajustes posteriores para garantizar representatividad.
- Pilotos previos, que permitan ajustar formularios y detectar posibles sesgos del instrumento.
- Control de calidad durante el relevamiento, ya sea con monitoreo de encuestadores, validación de casos o chequeo de consistencia en línea.
- Expertise y estrategia: en todas las modalidades, hay grupos que responden más fácilmente y otros que requieren campañas más focalizadas. Esto también puede variar según el tema de la encuesta y la estrategia de diseminación. Diseñar estrategias diferenciadas para cada segmento es parte del trabajo de una consultora profesional y del diseño de estrategias pensadas a medida, de acuerdo a objetivos y temas a indagar.
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